miércoles, 18 de julio de 2018

Los celtas


Cultura celta
Iconografía celta en porta velas Sencity



Hemos incorporado y estamos incorporando simbología celta en nuestros trabajos, debido a que parte de nuestro trabajo esta basado en el conocimiento y los aportes al conocimiento qué los celtas heredaron a la humanidad muchas cosas que decir sobre los celtas pero en este único pos trataremos de explicar lo más breve posible sobre los celtas a fin de evitar malo entendidos sobre nuestro trabajos  



¿Quiénes eran los celtas?
Se denomina cultura celta o civilización celta al conjunto de pueblos que vivieron en la Edad de Hierro, distribuidos en diferentes partes de Europa. No se trata de un imperio ni una comunidad política definida, sino de un conjunto de pueblos autónomos con algunas características culturas en común.
Estamos en el año 50 antes de Jesucristo. Toda la Galia está ocupada por los romanos…
Durante la Antigüedad, en el sur de Europa florecieron las civilizaciones griega y romana, mientras que, más al norte, numerosos pueblos practicaban una vida nómada o seminómada. Entre éstos figuraba el grupo de los celtas, nombre colectivo de distintos pueblos que cambiaban constantemente de lugar de residencia y se mezclaban entre sí. Probablemente los celtas eran originarios de la región del Danubio, es decir, del sur y sudoeste de Alemania.

Del siglo VI al III antes de Jesucristo partieron de allí para invadir gran parte de Europa. Unos quinientos años antes de Jesucristo gozaban de una civilización que los historiadores han llamado «civilización de la Téne», porque sus más antiguos vestigios se han encontrado en la región arqueológica suiza del mismo nombre (cerca del lago de Neuchátel).

ORIGEN DE LOS CELTAS: La historia de los celtas está cubierta de incertidumbres. Algunos historiadores suponen tribus de origen indoeuropeo que en el tercer milenio a. de C. ocuparon los montañas de los Cárpatos, cadena de montañas de Europa central que se extiende como un arco por Eslovaquia, Polonia y Rumania, siendo su pico más alto el Tatra, de 2.600 m.
Los celtas tenían una riquísima tradición oral y rara vez usaban lenguaje escrito.

Por lo tanto, los detalles de su antigua vida cotidiana debieron ser armados con referencias arqueológicas y leyendas que los monjes irlandeses fueron coleccionando.

Los celtas nunca formaron una federación de tribus o un imperio político, aunque compartían una lengua común e ideas religiosas similares.
Los celtas difícilmente puedan ser considerados realmente como una unidad. En verdad, lo que habitualmente se conoce como celtas no es sino un conglomerado de tribus y pueblos de diversos orígenes que se asentaron en una franja sumamente amplia de Europa, durante un período que, convencional-mente, se extiende desde el año 500 a.C. hasta los primeros siglos de la era cristiana.

Una de las característica que compartían los diferentes pueblos celtas es que todos eran pueblos guerreros. Por lo tanto, a pesar de compartir rasgos culturales, muchas veces los pueblos celtas se enfrentaban entre sí.

La religión de los celtas
Muchos relacionan a los celtas como magos y hechiceros poderosos. Pero en realidad esto no era el común de ellos.
Su religión era pagana.
Mostraban adoración a los fenómenos naturales y a los dioses, a quienes les atribuían poderes sobrenaturales.
Aunque su religión es tan dispersa como la cantidad de pueblos que lo conforman geográficamente y a través del tiempo, compartían elementos comunes en todas las tribus y etapas.
Todos tenían una diosa madre y un dios que representaba la naturaleza, la vida y la primavera.
Algo que los distinguía eran las cruces celtas, que eran realizadas con cruces y representaban los ciclos de la vida y la eternidad.
También rendían honores a la llegada de la primavera a través
Honraban los inicios de cada cosecha en agosto con un festival al que llamaban Lughnasadh.
los celtas fueron mermando luego de que en la Edad Media, paulatinamente fueron convertidos al cristianismo.
No obstante, hay países como Escocia, Inglaterra, Francia e Irlanda en los que existen descendientes reales.

Aportes culturales de los celtas a la humanidad
La romanización de los celtas y su derrota en el primer siglo de la era cristiana en las Islas Británicas no impidieron, la expansión de un legado cultural asombroso, donde no faltan magos y hechiceros, temibles guerreros, grandes héroes y un nutrido elenco de sujetos maravillosos, como gigantes, hadas y gnomos.
Los celtas confeccionaron objetos para la decoración personal, como collares, brazaletes, hebillas, amuletos y pendientes.
La ornamentación de objetos de metal se extendió también a las armas, en especial en las empuñaduras de las espadas, cuchillos, y escudos.
Como la cosmovisión celta implicaba la aceptación de mundos más allá de la vida terrenal, confeccionaron armas pa­ra rituales religiosos, en honor a alguna de sus divinidades, o para ser enterradas junto al guerrero caído en batalla.
Era común la empuñadura de oro con incrustaciones de piedras y marfil. En cas­cos y escudos se destacan figuras geométri­cas, con círculos y líneas curvadas.
 La maestría de los artesanos y orfebres celtas quedó demostrada sobre los más diversos elementos que fabricaron, como vasos, jarros, monedas y alfileres.

Monumentos megalíticos celtas
Además de la metalurgia en oro, plata, hierro y bronce, trabajaron la piedra y la madera, las que tallaron y pulieron para transformarlas en las figuras de dioses.
Particularmente importantes los monumentos graníticos, como dólmenes, menhires y los crómlech.
Se destacan por ser enterrados verticalmente, y en los que realizaron inscripciones.
Se admite que no siempre estas piedras fue­ron plantadas por los propios celtas, sino por sociedades más primitivas, pero las integraron a su mundo y en ellas graba­ron cruces y registros en len­gua ogham, antigua escritura celta, y caracteres rúni­cos.

Dolmen, menhir y crómlech
Según los antiguos celtas, estos monu­mentos tenían poderes mágicos y cum­plían diferentes funciones. A sus pies se realizaban juramentos y promesas en ce­remonias de diversos tipos.

Los celtas consideraron que semejantes bloques, cuyo peso y tamaño hacían pensar en una gran fuerza e inteligencia para su


 Las grandes fortificaciones celtas
Los celtas establecieron ciudadelas fuertemente fortificadas como puntos de referencia de su dominio regional.
Estas fortificaciones conocidas como “oppidas” solían estar rodeadas de una doble protección: por un lado, la que proveía la propia natu­raleza, como algún curso de agua o la ladera de una montaña que cubría algún importante sector de la ciudadela; por otro lado, los cel­tas construyeron paredes de tierra y fosos alrededor de las “oppidas” manteniendo un suerte de cerco ante cualquier ataque.

En su interior se agru­paban varios edificios, los que estaban designados para alguna actividad específica vivienda, taller, almacenamiento de granos, etc. Estas fortificaciones fueron conocidas en la Península Ibérica co­mo "castros" y abundan en Galicia.


Orfebrería celta
Aunque los celtas fueron sumamente permeables a las influencias de las múltiples culturas con las que tuvieron contacto, se destacaron por una sólida tendencia artística, en la que sobresalen la joyería en bronce, plata y oro y una orfebrería con indisimulada identidad local. Líneas curvadas y sinuosas, figuras geométricas abstractas y motivos naturales constituyen la base de una decoración que trascendió hacia el arte bajo la hegemonía del cristianismo. Torques, brazaletes, jarrones, espejos y fíbulas son sus manifestaciones más exquisitas.
El auge del cristianismo recuperó las formas artísticas celtas y las incorporó a su propia orfebrería. En especial, destacan las líneas curvas y entrelazadas, características en el arte celta, en las cruces y cálices. También en los textos religiosos abundan los dibujos decorativos. Ejemplo de ello es el Libro de Kells, obra clave del cristianismo irlandés que data del año 800.

El rey Arturo
La leyenda artúrica está abonada con numerosos personajes (Merlín, los Caballeros de la Tabla Redonda, Morgana, etc.), elementos mágicos (la espada Excalibur) y acontecimientos fantásticos (búsqueda del Santo Grial), que en todos los casos dirimen cuestio­nes esenciales como la justicia y la paz, y de una profunda espiritualidad, siempre jaqueadas por fuerzas oscuras y ma­lignas.
Difundida en todo el planeta e inspiradora de numerosas aventuras de las más diversas culturas, la leyenda del rey Arturo constituye la más preciada de la cultura celta y se centra en las vivencias de un joven que, como líder, de Inglaterra, logrará la unidad política y militar de todos los reinos de la isla. Excalibur, la espada encantada, Merlín, el gran mago, y los Caballeros de la Tabla Redonda, orden fundada por el valeroso monarca, son apenas algunos de los personajes de una gesta que ha perdurado por siglos y que renueva, una y otra vez, los ideales de equidad, heroísmo y pasión que le dieron origen.






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